Dios creó las plantas, entre otros elementos curativos, para luchar contra la muerte. Está escrito que el árbol de la vida tenía, como fruto, propiedades que detenían la muerte (Alma 46:40), y que sus hojas poseían propiedades para sanar enfermedades (Apocalipsis 22:2). Pero ellos desmienten esto, diciendo que el Árbol no es real, sino metafórico, pues todo lo que tiene que ver con Dios, para ellos, es irreal.
Todo molido: Una de las bases para la preparación de las drogas que Dios creó es convertirlas en polvo (Éxodo 30), utilizando molinos. Luego, se mide este polvo, por ejemplo, 100 g de cúrcuma en polvo fino x 200 ml de alcohol puro. Después, mezclar esta mezcla en un envase de vidrio y sellarlo herméticamente. A continuación, almacenarlo en un lugar oscuro. Removerlo durante dos semanas, ya sea de forma diaria o interdiaria. Finalmente, cernir a presión, y listo. La dosificación es de 10 ml para una persona de tamaño y peso normal; esta puede variar según el peso, la edad y la gravedad de la enfermedad.
Está mal utilizar plantas enteras, resinas enteras, entre otros organismos naturales, para hacer un extracto a base de aceite o para que sea inhalable en humo, ya que deben estar secas y finamente molidas. De la misma forma, Dios no puede hacer un buen extracto de nosotros a base de aceite, que es el Espíritu, si antes no nos muele a golpes.
Dios creó recetas o fórmulas con drogas, no solo para sanar enfermos, sino también, por ejemplo, para que el Espíritu de Dios se manifieste; es decir, creó recetas con poderes sobrenaturales.
Las medidas son muy importantes. Por ejemplo, el cálamo aromático es una droga potente que debe ser suavizada con la mirra. De la misma forma, la pimienta es muy intensa y debe usarse en una medida baja para acompañar a la cúrcuma. Preparación y dosis verdadera de una tintura.
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