Los pecadores desprecian la vida, por eso arrancan plantas sin ningún sentido, por eso matan animales sin ningún remordimiento, no les importa vivir una eternidad, solo buscan un gozo temporal, por lo contrario, Dios nos ordena a incluso llorar por una planta marchita, anhelemos, que sean eternas como en el paraíso, pidamos que la muerte y la descomposición sean encerradas por siempre. (3 Enoc 28:1-4 TOMP)
Amemos las plantas
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