Expresemos nuestro amor a los santos con palabras —diciendo amado, amada, querido, etc.— y también deseemos su bien y su salud, para que Dios nos dé salud (3 Juan 1:1-2 NTV).
Seamos fieles, o sea, no abandonemos a nadie —aunque hay excepciones—, y también vivamos cumpliendo las verdades o leyes de Dios, y sobre todo la ley suprema: la de creer en la ley principal, que es Cristo (3 Juan 1:2-3 NTV).
Debemos alegrarnos porque los demás cumplen las leyes de Dios, pero sobre todo la ley de creer en Cristo, pues de nada sirve permanecer fielmente al lado de Dios si, al mismo tiempo, le haces daño con la desobediencia. Por eso, volvámonos esclavos de los extranjeros, sobre todo de los que predican (3 Juan 1:4-5 NTV).
Seamos cariñosos como Gayo, y recibamos a los viajeros predicadores, porque es lo mínimo que podemos hacer por Dios, ya que nosotros deberíamos sufrir como esos predicadores (3 Juan 1:6 NTV).
Hay muchas formas de servir a Dios, pero la mejor manera de servirlo es viajando y predicando, como la mejor forma de servir a Dios sin predicar ni viajar es manteniendo a los predicadores, y la mejor forma de estar entre los pecadores es no aceptando nada de ellos, solo de los santos (3 Juan 1:7 NTV).
Hay más razones por las que no debemos aceptar regalos o ayuda de los paganos, y pocas razones por las que sí. Lo mejor es no aceptar nada, solo de los santos, y por eso todo santo está obligado a ayudar a los predicadores que no aceptan nada de los paganos (3 Juan 1:7-8 NTV).
Los que están en el nivel de Jesús son los esclavos de toda la gente, porque van viajando de pueblo en pueblo sirviendo a todos. Porque Dios es el esclavo de esclavos desde siempre, por eso los que no son esclavos de todos deben ser esclavos de los que sí lo son, de los que enseñan las verdades de Dios (3 Juan 1:8 NTV).
Dios quiere que desenmascaremos a los anticristos que son líderes de las iglesias, a esos amantes exagerados del poder y del dinero (3 Juan 1:9-10 NTV).
Los falsos maestros como Diótrefes siempre difaman a los verdaderos maestros; odian a los extranjeros y forasteros, y cuando tienen poder crean leyes contra ellos, para que nadie los ayude, al igual que los sodomitas, que tenían leyes contra los extranjeros (Jaser 19:41-46, 3 Juan 1:10 NTV).
Absorbamos solo lo bueno de los falsos maestros y de los anticristos. No olvidemos que somos santos por cumplir todas las leyes de Dios, y no solo por conocerlas o por cumplir una o dos, como la de creer en el Salvador. Es más importante y difícil agradar a Dios que al mundo, porque Él te ve todo el tiempo, en cambio ellos no (3 Juan 1:11-12 NTV).
Tengamos la fama de decir verdades en público a los santos, y sepamos cuándo no decirlas. Mientras haya pecado, siempre habrá guerras (3 Juan 1:12-15 NTV).
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