2 Macabeos 12 DHHDK

Hay dos formas de servir a Dios, dando vida y dando muerte, por eso es que algunos judíos se dedicaban a la agricultura y otros a la guerra (2 Macabeos 12:1 DHHDK).

Los enemigos de los judíos no los dejaban en paz, por eso antes de matarlos a esos que nos quitan la paz, recordémonos que hicieron y harán sufrir a muchos débiles, si no los matamos (2 Macabeos 12:1 DHHDK).

Dios es el Asesino, pues se droga también para matar gente, entonces, seamos asesinos como Él, pues hay asesinos del bien, como hay asesinos de mal (2 Macabeos 12:1 DHHDK).

Se supone que los judíos habían llegado a un tratado de paz con sus enemigos, pero ellos siguieron hostigándolos, porque ellos siempre nos atacarán sin ninguna causa justa, siempre lo harán solo porque hacemos el bien y ellos no, por eso ellos merecen ser atacados, en cambio, nosotros no (2 Macabeos 12:1-2 DHHDK).

Dios se dio cuenta de que los judíos de Jope no se arrepentían de sus pecados, así que los ahogó utilizando a los griegos, esto por causa de sus engaños, balanzas adulteradas, etc. (2 Macabeos 12:3 DHHDK).

Si leemos más las escrituras, si oramos más, más pensaremos como Dios, y si actuamos según como así pensamos, seremos como Dios, es decir, dioses, y Él nos dará poder para hacer lo que queremos, porque pensamos como Él, así que lo que queremos es lo que Él quiere, entonces podremos aplastar a las naciones (Apocalipsis 2:27), (2 Macabeos 12:3 DHHDK).

Dios fue el que invitó a esos judíos de Jope para ahogarlos en el mar, lo hizo a través de los griegos, por otro lado, la humanidad piensa que es más fuerte y terrible que Dios, pero la verdad es que Dios es más cruel que los crueles humanos, es más cruel que los crueles ángeles, es el Cruel de crueles (2 Macabeos 12:3 DHHDK).

Dios hubiese pecado si no hubiese puesto una tentación para Adán y Eva, porque nunca hubiesen sido perfectos como Él, nunca hubiesen demostrado ser obedientes al ser probados, no comiendo del fruto, por eso tuvo que crear una tentación para que sean probados, pero el propósito no era que caigan en esa prueba, sino que pasen la prueba y sean exaltados, aunque tenía ya un plan para salvarlos por si caían, por eso llegamos a la conclusión de que Dios nunca quiso que el mal existiese, pero lo creo por culpa de los que querían ser malvados y por culpa de los que querían ser perfeccionados mediante el sufrimiento, Dios nunca quiso crear el infierno, pero lo creo porque ellos amaron el sufrimiento y el pecado, y porque de no haber creado este mal Él hubiese pecado de injusto (2 Macabeos 12:3 DHHDK).

Dios tiene el atributo de convertir lo malo en bueno, por ejemplo, convirtió el vino que era maldito en algo bueno, que es su bendita sangre, la cruz que simbolizaba maldición, en un símbolo que trae salvación, los animales impuros en puros, los gentiles impuros en puros. Dejemos de amar al mundo, y el mundo son todos aquellos que no obedecen las leyes de Dios, si tratamos de agradarlos, buscar fama entre ellos, el reconocimiento de ellos, en otras palabras si los amamos como a amigos, Dios hará que seamos engañados por ellos, para subir a sus barcos y nos ahoguen para la muerte o para la humillación, pero luego convertirá la humillación o muerte, en algo bueno, que es odiarlos como a enemigos (2 Macabeos 12:3 DHHDK).

Los judíos estaban amando al mundo, y el mundo en ese entonces eran los griegos, por eso fue que no regresaron los judíos de Jope a Judea, sino que se quedaron allí, y por eso también fue que Dios los ahogó, por otro lado, en estos tiempos los pecados de los falsos protestantes, hacen que estos no puedan distinguir la santidad de una nación, pues solo les importa la fé, y hallaron fé en Estados Unidos e Israel por ejemplo, pero no les importó que no fuesen santos, por eso corrieron para migrar allí, mezclándose con toda esa bola de pecadores, porque esa es la verdad, no hay ninguna nación santa en la actualidad, donde migrar (2 Macabeos 12:3 DHHDK).

Los judíos cayeron en sus engaños, por causa de los pecados judíos, pues el mundo no quiere hacernos el bien, sino destruirnos, por otro lado, siempre el mundo odió al extranjero (2 Macabeos 12:3 DHHDK).

Compatriota es todo aquel con el que uno comparte el país que heredó de sus padres. La ley de la autoridad: Al autor se le es dado el derecho y la libertad de hacer lo que quiera o lo que mejor le parezca, con su creación, en cambio, el ser humano hace esto todo el tiempo, pero aun así juzga a Dios por hacer esto, si Él decide dar vida o dar muerta, lo justo es que haga lo que mejor le parece con su creación (2 Macabeos 12:5 DHHDK).

Dios no solo tiene el completo derecho de hacer lo que mejor le parezca, con toda su creación, sino que también no tiene el deber de darle explicaciones del porqué de sus obras, del porqué de sus castigos, porque Dios no es pródigo, no despilfarra nada, y si los hombres quieren creer que Dios es malo y ellos buenos, los dejará así, y no les dará explicaciones de sus acciones, porque no le creerían, ni aceptarían que ellos son los malos, en cambio, si creemos que Él es bueno y justo, Él nos mostrará el porqué de sus juicios (2 Macabeos 12:5 DHHDK).

La verdad sobre el asesinato de los compatriotas de Judas Macabeos, se llegó a saber, como toda noticia verdadera tiene que salir a la luz, así como toda verdad tiene que ser difundida, aunque el Diablo y sus seguidores, hagan hasta lo imposible para ocultarla, por eso pidamos a Dios para que las mentiras sean ocultas y las verdades salgan a la luz (2 Macabeos 12:5 DHHDK).

Judas, el asesino del bien, alertó a sus compañeros, teniendo la forma de como ganar, y era llamando a Dios, utilizando su nombre Yo Soy (2 Macabeos 12:5-6 DHHDK).

Dios no siempre es compasivo, porque cuando entra en ira, es más cruel que todos los crueles, y esa crueldad es contada como buena, por eso quería que Judas Macabeo sea cruel con la gente del puerto, pues lo bueno es hacer lo que Él quiere, ya sea que seamos compasivos o crueles (2 Macabeos 12:6 DHHDK).

Judas quería golpear a la ciudad de Jope, pues él es «el martillo de Dios», pero los falsos protestantes, enseñan que es pecado matar a los pecadores, que es pecado ser como una bestia, que es pecado como el León, pero la verdad es que Jesús es el León de Judas, guerrero, sanguinario y quiere que nosotros seamos feroces y asesinos del bien (2 Macabeos 12:7 DHHDK).

Cuando Dios ordena matar, es bueno, cuando no lo ordena Él, es pecado, lo importante y lo bueno es hacer su voluntad, ya sea matando niños, vírgenes o dejándolos vivos, y cuando Él no quiere, generalmente cierra las puertas para no hacerlo (2 Macabeos 12:7 DHHDK).

​Dios quiere que los hombres seamos asesinos como Judas Macabeo, y las mujeres sean asesinas como Judit; esta última es una buena representación de cómo era en el pasado la esposa de Dios, Judá, o sea, engañadora y asesina de pecadores (2 Macabeos 12:7 DHHDK).​

Somos reformadores de lenguajes, y debemos llamar a las cosas por su nombre, el que hace pan, es panadero, el que extermina pueblos, es un exterminador, porque somos los que hacemos, sobre todo si nos dedicamos a eso, y también somos lo que nos gusta (2 Macabeos 12:7 DHHDK).​

Hay decisiones difíciles de tomar, como la de la judía Ester, quien podría haber sido castigada por violar una ley de Dios al casarse con un pagano; sin embargo, al infringir esta ley, no pecó, sino que hizo el bien. Otro ejemplo es el caso de Tamar: aunque tener hijos con su propio suegro podría considerarse pecado, ante Dios hizo el bien. Por eso, solo podremos discernir entre el bien y el mal si nos arrepentimos de verdad, tenemos fe, hacemos buenas obras y oramos constantemente (Génesis 38:26; 2 Macabeos 12:7, DHHDK).

Dios justifica el pecado, incluso pecados graves como el adulterio o el incesto, siempre y cuando sea por justicia y por algo bueno que le agrade, como en el caso de Tamar, quien a través de la inmoralidad sexual hizo justicia a su difunto esposo para que este tuviera descendencia (Génesis 38:26; 2 Macabeos 12:7 DHHDK).

Dios nunca pecó; y si en algún momento mató, robó o invadió, lo hizo por justicia y por el bien de todos. Por lo tanto, esos actos no se consideran maldad si fueron para el bienestar de la humanidad. En cambio, los hombres y los ángeles caídos siempre actuaron con maldad y sin justificación (2 Macabeos 12:7 DHHDK).

Seamos como Judas el Exterminador, que no desperdició fuerzas ni soldados al no atacar a los jopenses esa noche. Y, sobre todo, no desperdiciemos el mensaje de salvación, que es más valioso que el dinero; por eso pecaremos si damos esas perlas cuando Dios no quiere que prediquemos, y también pecaremos si exterminamos una ciudad cuando Él se encarga de cerrarla (2 Macabeos 12:7-8 DHHDK).

Desde tiempos antiguos, casi siempre se ha discriminado al extranjero por ser hijo de otra tierra, es decir, hijo de otra madre, así como casi siempre fueron repudiados los hermanastros (2 Macabeos 12:8 DHHDK).

El hecho de que uno sea pobre, enfermo, extranjero, huérfano o viuda no significa que sea santo, porque muchos de ellos, pese a que Dios, en un inmenso amor, les permitió sufrir con todo eso, comenzaron a pecar más, demostrando ser plata desechada. Por otra parte, amemos como Dios ama, que da vida a los que merecen morir, pero hasta cierto punto, porque también los matará en algún momento. Lo importante es ser como Dios: matar cuando Él mata y prolongar la vida con comida cuando Él quiera (Mateo 5:45; 2 Macabeos 12:8 DHHDK).

Debemos ser como José, un buen hermanastro, ya que en el pasado vivíamos en la ignorancia, pues aborrecíamos a nuestros hermanastros y solo profesábamos amor a nuestros hermanos de padre y madre. Del mismo modo, menospreciábamos a la gente de otras naciones, que eran como medios hermanos para nosotros. No obstante, José no solo amó a sus hermanastros, sino que también les otorgó perdón por haberlo vendido como esclavo (2 Macabeos 12:8 DHHDK).

Debemos discriminar a los que son hijos de otro padre que no sea el nuestro, aunque compartan nuestra misma madre, y no a los hijos que nuestro Padre tuvo con otras mujeres. Es decir, discriminar a los que pecan, pues no son hijos de nuestro Padre de padres, sino del padre del adulterio, el Diablo; por lo tanto, no son nuestros hermanos. En cambio, ellos actúan de manera opuesta, pues no les importa si están frente a un justo o a un pecador, sino únicamente que pertenezcan a su misma nación, es decir, a sus paisanos de su ‘madre patria’. Odian a sus madrastras tanto como a sus hermanastros; de la misma forma, desprecian a los extranjeros, porque son de ‘otra’ madre patria (2 Macabeos 12:8 DHHDK).

Dios quiere que seamos como los terroristas, que causan atentados contra sus enemigos, haciendo que estos nos teman, porque a Dios le gusta que le teman. Nosotros debemos parecernos al Padre y causar terror en las personas, porque Dios es como un león, es decir, es la Gran Bestia de bestias. Seamos, pues, salvajes como Él (2 Macabeos 12:8-9 DHHDK).

Dios quiere que hagamos grandes atentados, como el terrorista de Dios Judas Macabeos en Jabnia, y en varios lugares seguidamente (2 Macabeos 12:9-10 DHHDK).

Judas se fue de cacería, como un león, a devorar una manada de hienas salvajes, pues él sí se parece a Dios, Dios que es el León de leones, quien tortura al diablo y a sus demonios con sus colmillos. Por eso, que todos sus enemigos lo teman hoy (2 Macabeos 12:10 DHHDK).

Judas y sus asesinos demostraron ser los leones, reyes de la selva, mientras que los árabes resultaron ser simples hienas. Por otro lado, Judas, como buen líder, tuvo compasión de los árabes y fue inteligente al dejarlos con vida para esclavizarlos (2 Macabeos 12:11-12 DHHDK).

Por más que sean extranjeros, huérfanos o viudas, si no se arrepienten de pecar, tendremos que matarlos o morirán de alguna otra forma. Cada ciudad o pueblo que no tenga armas de guerra para defenderse o seguridad peca de negligencia, a menos que Dios no lo quiera (2 Macabeos 12:13 DHHDK).

Por más que parezca insensato atacar una ciudad como Caspin, hagamos lo que Él nos pida, porque nos dará la victoria. Los caspinenses se habían enorgullecido de la seguridad y abundancia que tenían; en cambio, nosotros seamos humildes y tengamos la actitud de Cristo, es decir, la de un esclavo (2 Macabeos 12:13-14 DHHDK).

Nosotros debemos confiar en nuestras armas y murallas, pero no demasiado, porque, por más sofisticadas y perfectas que sean, pueden fallar. Y por más que tengamos búnkeres o casas subterráneas, también pueden fallar, pues Dios puede destruirnos de muchas formas inexplicables.
Por eso, no seamos orgullosos como los caspinenses y confiemos más en Dios, que siempre hará lo mejor para nosotros, ya sea destruyéndonos o preservándonos. Al final, todo esto será para nuestro bien (2 Macabeos 12:14 DHHDK).

La verdad es que el universo es el todo, compuesto por diez cielos y la Tierra plana. La mentira de ellos es que el todo, es decir, el universo, está compuesto únicamente por planetas, entre ellos la Tierra redonda (2 Macabeos 12:14-15 DHHDK).

Recordemos los grandes milagros que Dios hizo en el pasado y que quiere volver a hacer; recordémoslos para motivarnos. ‘El Dios Bestia’ es un nombre más de Dios, debido a la ferocidad y violencia que posee y que infundió en ciertos animales, y ahora quiere infundir en ti (2 Macabeos 12:15 DHHDK).

Lo importante es hacer lo que Dios quiere, ya sea el bien o el mal a los demás; ya sea apoyar a una persona o a una ciudad, o incluso robar a una persona o a una ciudad, porque cuando Él quiere, es porque es lo justo y bueno. Por lo tanto, quedaremos justificados si les hacemos el mal (2 Macabeos 12:16 DHHDK).

Robarás a los pecadores: Dios quiere que robes a personas, familias, ciudades o países, porque cuando Él quiere, este mal se convierte en bien gracias a la justicia, ya que esas personas o pueblos robaron a otros, cometiendo, entre otros, pecados (2 Macabeos 12:16 DHHDK).

Dios ordenó a Judas Macabeo matar y robar a las demás naciones, así como ordenó a Constantino robar y matar a las demás naciones. Ahora te ordena a ti robar y matar a las demás naciones, utilizando el símbolo que en el pasado era de maldición: la cruz (2 Macabeos 12:16 DHHDK).

La verdad es que nosotros, los santos, somos los leones en este mundo, mientras que los pecadores son las hienas. Por más que ellos tengan más armas o sus dientes sean afilados, nosotros somos más fuertes y seguiremos siendo los leones, devoradores de hienas. Pero el Diablo se encargó de enseñarles a los leones que no deben atacar a las hienas ni ser como Judas, el carnicero. Este engaño existe a causa de los pecados de los leones (2 Macabeos 12:16 DHHDK).

Dios quiere que seamos descuartizadores de pecadores. Dios es un descuartizador, y blasfeman los que dicen que no lo es. Por justicia, deberíamos matarlos a golpes, porque Dios es sanguinario por justicia, pues no se puede llamar compasión a las obras que no fueron edificadas también con justicia, porque ambas van de la mano. Esa es la perfección, así es Dios (2 Macabeos 12:16 DHHDK).

Si no crees en el libro de Macabeos, pecas de incrédulo y serás juzgado, así como Dios juzgará a los que no creyeron en los escritos de Jesús (2 Macabeos 12:16 DHHDK).

Desangrarán a U.S.A.: Dios hace obras extraordinarias a través de nosotros para darnos fama en todo el mundo, por eso hace que matemos de tal forma que todos nos teman, así como, en toda selva, todos los animales temen al león por su ferocidad y frialdad. Por otro lado, también hace que la gente que lo insulta públicamente termine llenando lagos con la sangre que pierden al ser descuartizados. Esto les pasará a países como U.S.A. si no dejan de insultarlo (2 Macabeos 12:16 DHHDK).

Dios quiere que corramos para estar preparados en caso de una guerra y que creamos en esta verdad: ellos son las hienas en esta selva y nosotros, los leones. Pero el Diablo te hace creer lo contrario, porque, si no, tendría que salir huyendo de ti (2 Macabeos 12:17-19 DHHDK).

Culturizar a las demás naciones viene de Dios; Él quiere que todos adopten Su cultura, Su religión, es decir, que todos se parezcan a Él. Sin embargo, en el caso de los griegos, ellos estaban equivocados porque creían que su cultura era superior, lo cual era falso, ya que eran homosexuales e idólatras. Al obligar a las demás naciones a imitarlos, hacían mal; en cambio, si nosotros obligáramos a las demás naciones a ser como nosotros, les haríamos el bien (2 Macabeos 12:19 DHHDK).

Judas Macabeo era el Martillo de Dios, es decir, el arma con la que Dios aplastaba ciudades paganas. De la misma forma, quiere utilizarte para que seas su daga o misil, con la que Él destruirá ciudades (2 Macabeos 12:19 DHHDK).

Debemos ser prudentes y tener lugares de refugio de difícil acceso para proteger a nuestras mujeres e hijos. Por otra parte, sepamos que Dios no solo infunde paz, sino también terror, pues es su naturaleza. La mayoría de los profetas siempre sintieron miedo al estar delante de Él. Por eso, es normal que la gente sienta miedo de nosotros, ya que Dios anda con nosotros, además de compartir la misma naturaleza terrorista que Él (2 Macabeos 12:19-21 DHHDK).

Nosotros debemos ser dioses completos, ya que Dios es Dios por ser completo, y eso lo hace perfecto. Entonces, debemos tener los siete espíritus de Dios y no solo seis o menos, ya que eso nos hace imperfectos. Uno de ellos es el Espíritu de Miedo a Dios; este es el espíritu que hará que no solo temamos a Dios, sino que también los demás nos teman (2 Macabeos 12:22 DHHDK).

Cuando el miedo o la ira nos domina, no podemos hacer lo que Dios quiere. La copa del miedo debe ser bebida cuando nos arrodillemos delante de Dios, y la copa de la ira, cuando nos colmen la paciencia. De lo contrario, Dios no nos dará poder para descuartizar a las naciones o para juzgarlas, porque podríamos juzgar mal (2 Macabeos 12:22 DHHDK).

Nosotros solo debemos tener miedo al Bueno. En cambio, ellos no solo nos temerán por nuestra reputación de descuartizadores, sino que también tendrán miedo por la culpabilidad de sus pecados. Eso es lo que Dios busca de todo hombre: que se sienta culpable y, sobre todo, que se arrepienta. Así que tenemos todo a nuestro favor para vencer al pecador, dice el Señor (2 Macabeos 12:22 DHHDK).

Existen espíritus contrarios a los Espíritus de Dios. Por ejemplo, el espíritu de miedo que proviene del mundo hace que una persona sienta terror de lo absurdo y de cosas sin sentido, como la enfermedad mental de la paranoia. En cambio, nuestro miedo, que viene de Dios, hace que sintamos temor de un Ser que, en verdad, puede hacernos mucho daño (2 Macabeos 12:22 DHHDK).

Bebamos de la copa de la implacable ira cuando Dios lo quiera; que, por más que la gente suplique compasión en ese momento, no se la demos, porque Dios no querrá detenerse, así como no quiso que Macabeo dejara de apuñalar a toda esa gente (2 Macabeos 12:23 DHHDK).

Debemos andar casi siempre con un cuchillo bien afilado y, de preferencia, de obsidiana, ya que con él podríamos matar a mucha gente (2 Macabeos 12:23 DHHDK).

Debemos tener miedo de los santos, porque Dios habita en ellos, porque si nos rechazan a nosotros, lo rechazan a Él (Lucas 10:16), y si no nos temen a nosotros, no le temerán a Él. Por otra parte, es peor la insolencia que la desobediencia, y es aún peor si lo practican los pobres (Eclesiástico 25:2), las viudas o los extranjeros (2 Macabeos 12:23 DHHDK).

Si no los matas, matarán a los tuyos y a ti, y además estarás actuando como los gobernantes, que tienen la autoridad de matar o encerrar a delincuentes y no lo hacen. Por eso, también serás juzgado por haber podido y no haberlo hecho por miedo a hacer el bien (2 Macabeos 12:23 DHHDK).

Así como los gobernantes dejan libres a criminales peligrosos por dinero, hay gente que deja libre a gente peligrosa por miedo o desesperación. Por eso, controlémonos y seamos sensatos: encerremoslos o matémoslos (2 Macabeos 12:24 DHHDK).

Admiremos, reconozcamos, imitemos todo lo bueno que Dios dio a los pecadores, sobre todo su astucia (Lucas 16:8; 2 Macabeos 12:24 DHHDK).

No creamos en las promesas de los pecadores: ellos siempre pedirán mucho y ofrecerán solo sus promesas; encima, dirán que es poco lo que nos piden (2 Macabeos 12:24-25 DHHDK).

Dios quiere que asesinemos pueblos enteros y, sobre todo, que destrocemos los templos paganos: esos donde sus naciones se revuelcan con sus dioses, haciendo orgías (2 Macabeos 12:26-27 DHHDK).

El secreto para que una ciudad sea fuerte es el conocimiento, y parte importante de este conocimiento es saber recibir a los extranjeros; esto trae prosperidad y fuerza a las ciudades. Por otra parte, Dios quiere que tengamos sistemas inteligentes de bombas (2 Macabeos 12:27 DHHDK)

Dios creó alimentos con poderes para obtener sobre-fuerza, y ocultó esos poderes para que fueran difíciles de extraer. Pero, pese a tener todo ese poder, si hay debilidad mental —por ejemplo, la cobardía—, incluso el más débil nos ganará. Por eso, creamos en esta verdad que dice: «La luz es más fuerte que las tinieblas» (Juan 1:5); significa que somos más fuertes y valientes que ellos. Por eso, que no te convenzan de lo contrario (2 Macabeos 12:27 DHHDK).

Dios quiere que tengamos tanto las máquinas para lanzar bombas como las bombas, y todo esto en abundancia, también para nuestros aliados (2 Macabeos 12:27 DHHDK).

Dios dice: «Yo soy el que mató a tu familia, yo soy el que mató a tus hijos, yo soy el que envió terremotos, accidentes, enfermedades, etc., para matarlos. Yo soy el que hizo que el conductor durmiera para que todos murieran. Yo soy. Pero para ellos, solo es el «karma»» (2 Macabeos 12:28 DHHDK).

Es pecado sentirnos culpables por hacerles daño a los malvados, pero tampoco debemos alegrarnos; lo correcto es sentirnos tristes por sus muertes, mas no culpables. Judas Macabeo cometía todas estas matanzas por orden de Dios y porque ellos eran unos anti-Dios: odiaban no solo las leyes de Dios, sino también a su pueblo. En pocas palabras, odiaban todo lo que Dios amaba. Por eso merecían morir (2 Macabeos 12:29-30 DHHDK).

Dios nos enseña a amar verdaderamente. Por ejemplo, Él se ama a sí mismo, y por eso quiere que todos lo respeten —es decir, que todos lo amen—, porque amar es respetar. Entonces, si Él ama a su Iglesia, significa que quiere que todo el mundo respete a su Iglesia. Eso es amor verdadero. Por eso es que Él odia a los que no respetan a su Iglesia. Por otra parte, habrá ciudades tanto en el infierno como en el cielo (2 Macabeos 12:30 DHHDK).

Debemos odiar que nos difamen, porque el Diablo trata de hacer que nos guste. Dios ama la buena fama; por eso detestó y no soportó que los griegos lo insultaran y se burlaran de Él, levantando a su “Martillo” para aplastarlos y derramar su sangre. Por eso, amémonos como Dios se ama, y amémoslo deseando y trabajando para que tenga buena fama y no sea insultado ni burlado (2 Macabeos 12:30 DHHDK).

Seamos agradecidos con los que tratan bien a Dios. Si nos dedicamos a matar paganos, démonos descanso alabando a Dios y haciéndole fiestas. Por último, no acaparemos, pues podríamos perder no solo nuestra presa, sino también nuestro brazo (2 Macabeos 12:31-35 DHHDK).

Antes de que nos venzan nuestros enemigos, sigamos estos tres pasos: invoquemos a Dios pidiendo su ayuda; luego cantemos en un idioma, ritmo y letra que nos inspiren valentía y fuerza; y por último, gritemos antes de asesinar a nuestros enemigos (2 Macabeos 12:36–37 DHHDK)

Creamos canciones que nos inspiren a asesinar niños, niñas, adultos y toda clase de pecadores (1 Samuel 15:3). Luego de esto, pongámonos a cuentas con Dios, por si pecamos en algo, y roguemos para que lave nuestras ropas” (2 Macabeos 12:37–38 DHHDK).

Como Él todo lo controla, pidamos a Dios para que el tiempo nos alcance para todo, y sobre todo, para que podamos acumular aceite espiritual en abundancia, orando más de lo necesario, y así poder soportar las tentaciones; y también para que podamos acumular el aceite material que nos permita resistir los tiempos de hambruna, pues solo los que oran en exceso en tiempos fáciles se salvarán en tiempos difíciles” (2 Macabeos 12:39 DHHDK).

Nosotros somos los vivos, ellos son los muertos; y es de muertos preferir enterrar muertos antes que servir a Dios. Por eso, enterremos a nuestros muertos solo si Dios lo quiere. De lo contrario, es mejor atender a los vivos espirituales o resucitar a los muertos espirituales, para que vivan como viven los santos (2 Macabeos 12:39 DHHDK).

El hombre toma a todo objeto o ser vivo como si fuese Dios, tratando así de reemplazarlo a Él, como una mujer infiel que intenta sustituir a su marido con cualquier cosa. Por otra parte, inspeccionemos siempre al pueblo de Dios, no vaya a ser que alguno esté pecando y nos embarre con maldición y castigo a todos. Por eso, no toleremos el pecado entre nosotros (2 Macabeos 12:40 DHHDK).

Donde haya luz, es decir, donde estén los que ya no pecan, siempre los pecadores —o la oscuridad que esté cerca de ella— serán expuestos; quedarán al descubierto sus mentiras y maldades ocultas. Todo esto es, sobre todo, por el bien de los santos y como advertencia (2 Macabeos 12:40 DHHDK).

Oremos por los muertos, por esos familiares y otras personas que ya no están vivas, para que tal vez Dios quiera salvarlos todavía del infierno. Aprovechemos cada desgracia o tragedia para infundir el miedo a los castigos de Dios, y así hacer que dejen de pecar (Lucas 13:3; 2 Macabeos 12:41–42 DHHDK).

Dios quiere que almacenemos nuestras riquezas o lo poco que tengamos, no en dinero, sino en oro o plata, ya que estos siempre tendrán valor. En el pasado era bueno, pagar los pecados de nuestros antepasados con la muerte de animales, en el presente, tenemos una mejor forma de pagar, y es ofreciendo a Dios nuestras mentes y cuerpos libres de pecado, como ovejas blancas y limpias, esperando ser sacrificadas por amor a nuestros antepasados (2 Macabeos 12:43 DHHDK).

El escritor de este texto utilizó a propósito esta historia para enseñar al lector que Judas no pensaba ni actuaba según el epicureísmo ni el saduceísmo, esas falsas enseñanzas que eran fruto de la mezcla entre malos judíos y malos griegos (2 Macabeos 12:43 DHHDK).

La falsa sabiduría de Epicuro es diabólica, oscura, y fue a causa de los pecados de nuestros padres que se nos ha enseñado, desde pequeños, en esas sucias escuelas, a fornicar con imágenes y, por otro lado, a odiar a Dios con estas falsas filosofías. De esta forma, el Anticristo y la Prostituta reinan sobre estas sinagogas (2 Macabeos 12:43 DHHDK).

Vivamos como los que creyeron que existía un cielo y un infierno, y no como los que creyeron, pero vivieron como si no existiese un castigo y una recompensa; porque mejor les irá a los que fueron como animales, y a los animales, porque no escucharon, y si escucharon, no creyeron en el cielo ni en el infierno, aunque vivieron como si no existieran estos dos finales (2 Macabeos 12:44 DHHDK).

Tendrás fe en el cielo y en el infierno, dice Dios, y es mejor no tener visiones del infierno y del cielo, porque afortunados son los que creyeron sin ver. Por otro lado, nosotros, a quienes se nos dio más, corremos más riesgo de ir al infierno que los ignorantes, que son como animales (2 Macabeos 12:44 DHHDK).

Entre más conocimiento, poder, etc., te dé Dios, más tentaciones tendrás. Incluso está el ser tentado por el mismo Diablo. En pocas palabras, es estar a un paso de caer en el infierno; pero si no caemos, grande será nuestra recompensa por el gran riesgo que corrimos. En cambio, los pecadores solo necesitan un par de demonios débiles para mantenerlos presos (2 Macabeos 12:44 DHHDK).

Si oramos por los muertos, hacemos bien, y si no lo hacemos, pecamos. Porque la verdad es que sí existe la eternidad; la mentira es que solo existe esta vida, sobre todo para todo pecador que quiere gastar y no pagar al final. Luego, otra verdad es que hay dos eternidades para los que tenemos el aliento de Dios: una eternidad buena y otra mala (2 Macabeos 12:44 DHHDK).

Dios es bueno no solo porque sus intenciones finales son buenas, sino porque sus acciones, aunque sean malas algunas veces, tienen un fin no solo bueno, sino también perfecto. En cambio, el Diablo es el malo, porque aunque use el bien, lo hace siempre con un fin malo. Por otro lado, el hombre usa el bien o el mal imperfectamente, aunque a veces sea con una buena intención. Por eso, sabemos que lo mejor es hacer la voluntad de Dios (Romanos 12:2) (2 Macabeos 12:44 DHHDK).

Es totalmente diferente orar a los muertos que orar por los muertos, ya que lo primero es pecado y lo segundo es una acción santa. Pero ellos están tan orgullosos de los pecados de sus antepasados, que hasta los adoran después de muertos. En cambio, nosotros debemos avergonzarnos de ellos, pero también debemos sacrificarnos por ellos, ya que Dios nos da esperanza de que se pueden salvar por causa nuestra (2 Macabeos 12:45 DHHDK).

Deleitémonos en la justicia. Es decir, así como Dios ordena que no debemos disfrutar del sufrimiento del pecador (Proverbios 24:17–18), también muchas veces quiere que sí lo disfrutemos (Deuteronomio 28:63). El problema viene cuando solo nos gozamos, o nunca lo hacemos. En fin, bienaventurados los que anhelan que el malvado sea castigado (Mateo 5:6) (2 Macabeos 12:45 DHHDK).

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